© Juan Calle
Tengo un libro en blanco,
un salto al vacío,
un pozo sin fondos,
una guitarra sin sol,
un verso caducado,
un cheque sin números
y un sueño sin dormir.
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Aquella mujer no quiso
nada conmigo
por ser escritor;
sólo deseaba
a los personajes
que yo creaba.
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La paradoja de la razón
se da
cuando ha de explicarse
ante la fe.
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se da
cuando ha de explicarse
ante la fe.
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Mis graznidos fueron insuficientes
para tus amaneceres
y héteme aquí,
haciendo gárgaras
de sangre coagulada
con el corazón en la garganta
frente a la ingravidez de mi ocaso.
para tus amaneceres
y héteme aquí,
haciendo gárgaras
de sangre coagulada
con el corazón en la garganta
frente a la ingravidez de mi ocaso.
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Me resulta tedioso
explicarle a tantas personas
lo incongruente de sentir orgullo
de no haber evolucionado.
¿Cómo le explicas
a un homo sapiens sapiens
el manejo de la herramienta
cerebral?
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lo incongruente de sentir orgullo
de no haber evolucionado.
¿Cómo le explicas
a un homo sapiens sapiens
el manejo de la herramienta
cerebral?
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Creo que soy un padre
como mi padre
pero a mi manera;
osea, como mi padre.
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A veces,
te observo sin recordar
que no llevo puestas
las gafas de sol.
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La inquietud neandertal
No soy un adelantado a mi tiempo.
De hecho, creo que no soy ni contemporáneo.
Es más, confieso que “comulgo” más
con la inquietud del neandertal
adorando a un sol del que dependemos
que con la imaginación del ser humano
sometiéndose a la mentira y al miedo.
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Escribo
como si a alguien le importara
como si a alguien le importara
que mi cabeza
ruede por las esquinas
de una circunferencia
formada
por un pez
que se muerde la cola.
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Tengo envidia del amor
que no me llega nunca
a final de mes.
Detesto los discursos
que pretenden que llegue
a final de mes.
Tengo un final de mes
distinto cada vez:
quieren acabar con mi improvisación.
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Repúblicas. Monarquías, aparte
¡Eh, paganos: adoradme!
¡Eh, siervos: mantenedme!
¡Eh, vasallos: vitoreadme!
¡Eh, feudatarios: pagadme!
¡Eh, súbditos: obedecedme!
¡Eh, sumisos: entretenedme!
¡Eh, tributarios: honradme!
¡Eh, plebeyos: quietos!
¡Eh, pecheros: ennoblecedme!
¡Eh, serviles: arrastraos!
¡Eh, abyectos: humillaos!
¡Eh, indignos: aduladme!
¡Eh, villanos: bailad!
... Pues eso, o algo así,
en esta tierra de conejos
sin conejos, casi,
en pleno siglo XXI.
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